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Nací en la Ciudad de Buenos Aires, el 24 de julio de 1977. Soy Licenciado en Sociología UBA 2008. Brindo apoyo profesional en el Ministerio de Salud de la Nación para el Servicio Nacional de Rehabilitación, en el Departamento de Sistemas de Información. Enseño Historia y Sociología General. Y en este espacio, expreso mis ideas políticas; a veces, con objetividad, muchas veces de forma pasional.

viernes, 23 de marzo de 2012

Memoria, Verdad y Justicia


Ecos…

Por encima, el albatros se mantiene inmóvil en el aire,
Y en la profundidad, bajo las onduladas olas,
En laberintos de cuevas de coral, el eco de un tiempo distante
Viene envolviendo a través de la arena.
Y todo es verde y submarino,
Y nadie nos mostró la superficie,
Y nadie sabe el dónde o el porqué.
Algo se agita e intenta comenzar a escalar hacia la luz.

Pink Floyd, Echoes, “Middle” (Octubre 1971)

Mama junto con las cada vez más conocidas Madres de Plaza de Mayo peregrinaba estérilmente por la plaza y los despachos. La consigna era insistir, hacer oír la voz, que la gente tomara conciencia. En una actitud deplorable de la influenciada opinión publica de entonces, se las motejaba de "Locas". Nadar en el Ateneo, lugar aglutinante de la derecha católica, me sometía al vejamen de soportar comentarios despectivos respecto a todo lo que fueran derechos humanos, Madres y desaparecidos.
El Libro de Mariel, Miguel Corsi 1997


Retrato de Pablo Miguez. Artista: Claudia Fontes, Parque de la Memoria, Buenos Aires, Argentina

La noche es calma y frente a la ventana un grito, y el eco viaja. Llegará a destino. Hoy o mañana. Llegará. El eco, viajante del tiempo. El tiempo se va, lejos, y el eco lo alcanza.

¿Me pregunto con cuántos de ellos nos habremos cruzado? A través del pensamiento que cava profundo en la memoria. A través del intercambio de miradas, eternas desde la imagen captada, instantánea. A través de silencios evocativos. A través de banderas y estandartes. ¿Cuántos andarán perdidos? Esa esperanza que no se agota nunca. ¿Estarán algunos por ahí? ¿Cuántos gritan y guían desde la tierra fértil que cobija la sangre noble derramada para darnos las flores, insignia de todas las luchas por un mundo mejor?

Ecos desde la tierra; desde el agua de un río detenido en el tiempo. Ecos que son puentes entre épocas; ecos que son historia viva, e inconclusa. Ecos que son memoria, levantada por quienes hoy resisten. Ecos de una lucha que nunca termina y hoy es nuestra; y con ancho orgullo, insistimos. Ecos sin fin, que nutren con colores de vida cada bandera levantada, cada frente alta, cada pecho abierto y cada corazón sangrando.

Hoy, recordamos, reflexionamos, sentimos, nos emocionamos, revivimos, construimos. Hoy, repaso mi vida, en esta tierra querida que es nuestra Patria. Me pregunto cuán difícil y complejo es alcanzar una identidad, en medio de una lucha interna de tironeo ideológico con que lo llenan a uno de pequeño; tantas voces que han hablado después de aquel silencio letal y cómplice; temeroso pero intuitivo. Cuántas voces han querido adjetivar instantes, descalificar luchas, ahogar clamores, asesinar recuerdos, desaparecer historias. Cuánto ruido después de aquel silencio.

Indignación y espanto, entre abrazos traidores, ajenos. Desesperanza y sueños frustrados entre justicias espurias y condicionales. Desazón de abuelas, desazón de madres, desazón de hijos. Qué democracia joven y contradictoria; cuántos innobles abusaron de ella y la quisieron volver adulta sin infancia. Huérfana de mitos fundantes; transitiva y transitoria.

La fuente de vida que cobija la sangre de los desaparecidos y asesinados por el feroz genocidio, se alimenta de nueva sangre nueva, derramada en luchas constantes. Se funde en una sola: matriz popular, nacional y revolucionaria. Fueron muchos antes; muchos mas acompañaron después; legando rostros, nombres, apellidos, que las juventudes recogen como flores moribundas en el campo de batalla, y las llevan como insignia, hacia nuevos movimientos. Jirones de vidas, de valor inigualable, recogidos y alzados como bandera hacia la Victoria del Pueblo.

Esa victoria que parece siempre cerca, ahí nomás. Que nos deleita con sus umbrales. Que nos llama, que nos dice que es posible, que nos marca el camino, que nos brinda un horizonte. Hoy, nosotros, los jóvenes, marchando junto a los más grandes, queremos saldar la historia. A través de los caminos que a ellos les negaron; pero con la firme decisión, legado de la mejor militancia que tuvo nuestro país, presente en nuestros corazones, de no claudicar Nunca Mas.


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