Porqué
venimos a combatir….
Les comparto unas palabras que me parecen adecuadas para reflexionar sobre la jornada histórica que nos espera mañana:
“… Pertenezco a la
generación de los únicos privilegiados, la de quienes leíamos Mundo Infantil
antes que Billiken, para descubrir después, gracias a quienes aprendieron con
los Vigil, que eso era “adoctrinamiento”… ¿y lo de ellos qué?. Con la
diferencia que así, nos formábamos con una mentalidad nacional, “flor de ceibo”,
mientras que la de ellos era un adoctrinamiento hacia las doctrinas de “progreso
y liberalismo” que le abrían las puertas al imperialismo. Cuando en el `55
dejamos atrás la niñez privilegiada, esas lecturas fueron responsables de que
nuestra adolescenciatuviera olor a clorato de potasio y azufre, mientras que la
de los adoctrinados por Billiken, podía disfrutar de chicles-goma Bazooka o los
beneficios del nylon importado de USA.
Crecimos de golpe en
medio de bombazos y persecuciones: los padres de nuestros compañeros eran las víctimas
de la “libertad recuperada”: Vergara Russo, moría el 16 de junio en Plaza de
Mayo; Cogorno, fusilado, un año después. Ahí nos hirvió la sangre rebelde que Evita nos inculcara: empezamos la lucha por el retorno de nuestro Padrecito con
lo que teníamos y podíamos. ¿Acaso no se habían usado piedras y aceite
hirviendo para contener las invasiones inglesas? ¿Por qué no podíamos hacerle
la pata ancha a estos invasores disfrazados de libertadores? Espontaneísmo,
voluntarismo, desconocimiento de las condiciones objetivas y subjetivas; amén
de las climáticas y estratosféricas; de todo, pueden ser acusados estos tozudos
hijos de Perón, que se jugaron por su retorno, que dieron su vida por él y
soñaron con una Patria Liberada. De todo, menos de hijos de puta. (…) Qué lindo
tener un padre como Perón, con perdón de los psicólogos, los sabios, y los que
se las saben todas. (…) Y cuando nos tocaba perder, perdíamos. Calladitos, nomás.
Avergonzaditos, nomás. PERO DE PIE. Con la “mirada desafiante” como decían las
crónicas policiales. Los hijos de Perón fuimos duros y tiernos, serios y
jodones, dialoguistas y “apretadores”, enamoradizos y olvidadizos, cantores y
gritones, apresurados y retardatarios, pobres y pobrísimos.
Nosotros, pobres de
solemnidad, pobres vinimos al Movimiento, pobres lo servimos aún cuando
millones pasaron por nuestras manos, y pobres seguiremos hasta el día en que
nos vayamos a jugar con el Viejo arriba en alguna nube (…) Los hijos de Perón
seguimos creyendo que es realista pedir lo imposible; o que podemos alcanzar
las estrellas aunque estén muy altas; o que se “se puede y se debe” vivir como
hermanos…”
Envar “Cacho” El Kadri, Historias
del Peronismo Revolucionario. www.elortiba.org
A horas de una jornada que promete ser histórica, cabe
reflexionar porqué nos convocamos. Ver y sentir el entusiasmo popular de las
convocatorias múltiples al acto de mañana, me pone en una situación
placenteramente compleja, como sociólogo digo.
Es un brete, al que Niklas Luhmann,
gran sociólogo alemán de la teoría de los sistemas, abordaría con sus clásicas
preguntas, “¿De qué se trata la cosa?” y “¿Qué es lo que se esconde detrás?”. Dichos
interrogantes, con un poco de creatividad y de heterodoxia, podrían complementarse
con las expresiones que Pierre Bourdieu, otro grande de la sociología
contemporánea, realiza sobre el “oficio del sociólogo”, con una disciplina, la
sociología, a la que define como una “ciencia que incomoda”, en alguna entrevista. Pero este es un problema para mí como sociólogo, que me exalta, me apasiona, me nubla. Pecado valorativo, tal vez. Me
hago cargo. Por lo tanto, tal vez utilice en forma forzada estas cuestiones
sociológicas para pensar qué es lo que nos convoca, pero me parecen buenas preguntas. Sabrán comprender lo
pasional de este espacio, aquellos que se horroricen par tamaña blasfemia científica. Basta entonces de dar vueltas, la semana que viene trataré esta "culpa" en mi grupo de terapia.
¿De qué se trata la cosa y que es lo que se esconde detrás?
La cosa se trata de la celebración de una vuelta
esperada. O mejor, inesperada. Lo cual, fortalece la celebración. Una vuelta de lo que
muchos creímos perdido para siempre, mientras que otros, de mayor empeño y ánimo,
nos decían que nada se había perdido, que solo debíamos recuperarlo, reencontrarlo, buscarlo. Una vuelta
de ese fuego en el pecho que genera una discusión política, tantos años
anestesiada, luego de ese espejismo consensuado y transitivo que significó esa
forma tan débil de recuperar la democracia. Una vuelta a las banderas de todos los
corazones. Una vuelta del Pueblo, de esa matriz de pensamiento Nacional y
Popular que estamos recuperando para orgullo de millones y pesadumbre de
algunos. Una vuelta de la historia, como espacio ineludible para la construcción
de la Memoria y para la recuperación de las identidades políticas. Una
vuelta de los jóvenes, tan atacados cada vez que levantan el tono; estos jóvenes
que venimos a pedir lo que corresponde; que venimos a traer toda la fuerza
conjunta, nutrida de las mas variadas procedencias sociales y políticas; estos jóvenes
trabajadores, núcleo revolucionario del Movimiento Nacional y Popular. De eso
se trata la cosa, de eso y mucho mas. Porque detrás de esta vuelta, se esconden
los fundamentos políticos, históricos y sociales de la última batalla que
venimos a librar para conseguir, por el Pueblo y con el Pueblo, la Liberación Nacional
con la que soñaron nuestros abuelos en el 45, nuestros viejos en la resistencia
peronista, nuestra juventud salvaje y sistemáticamente masacrada por la alianza
cívico militar en los 70s, que generó el sangriento genocidio y la aniquilación
de nuestra mejor militancia política con sus consecuencias, complicidades y silencios innegables en los
primeros gobiernos democráticos. Esta es la historia de una vuelta; o de algo que se dio vuelta a partir del 2003... o de los que
volvieron y de los que ya no están, pero que celebran cantando a grito pelado, qué
sé yo donde…
Hay mucho más que puedo decir, y lo haré en el correr de mis publicaciones, pero ahora solo los invito a que reflexionen sobre estos años de
recuperación nacional, sobre todas las jornadas históricas que hemos atravesado
juntos. Los invito a que estemos todos y cada uno. Los invito a que entre todos los Compañeros le digamos
mañana al País, a nuestros hermanos Latinoamericanos y al mundo entero, que
estamos de pié y que “venimos a combatir alegremente”, como dijo el querido
Arturo Jauretche.
Hasta la próxima, y que mañana sea un día histórico.
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